lunes, 3 de marzo de 2008

Llueve

Llueve la cascada de silencio
enredándose en el vacío
de tu ausencia.
El insípido aroma de la nada
rodea el sendero de mis pasos
fríos como la llaga
de tu furia.
Furia incandescente y explosiva.
Furia incontenida, irreflexiva.
Furia que rebota contra todos.
Furia que me baña en tu mirada.
Furia que te quema las entrañas.
Furia que lacera cuando hablas,
Furia que lastima cuando callas.
Quiero que te calles
y comprendas los silencios
Pero arrojas tus palabras
como piedras.
Piedras que obstruyen tu camino.
Piedras que dirigen tu destino.
Piedras que te pesan en la mente,
Piedras que te aislan de la gente.
Piedras que me lanzas por quererte.
Llueven tus silencios sobre mi.
Gritos que ruedan
sobre tus mejillas abrasadas por la furia
Esa furia que derrite las piedras
que acaricio por las noches
cuando duermes.
09:49 a.m. 07/08/2007

1 comentario:

Anónimo dijo...

Furia, gritos, piedras.
Y mientras tanto yo, miro como llueve tu silencio. La furia lastima, el silencio también.

Pantagruela